La importancia de la buena calidad del sueño para la salud de niños, niñas y adolescentes
Así lo señalaron en el hospital Garrahan en el marco de las acciones por el día internacional del sueño, el establecimiento sanitario pediátrico del barrio de Parque Patricios recomienda respetar los horarios de descanso, evitar las pantallas y mantener el ambiente en condiciones para procurar el desarrollo físico y neurológico de chicas y chicos. Además señala la importancia de la buena calidad del sueño como un elemento es esencial para la salud de niños, niñas y adolescentes.
Desde el Garrahan indican: dormir bien no solo favorece el desarrollo físico y mental de los niños, niñas y adolescentes, también optimiza su atención, el comportamiento, el aprendizaje y la memoria. Para mejorar la calidad del sueño, se recomienda desarrollar buenos hábitos y lograr una rutina que respete el horario de acostarse y levantarse. Esto puede prevenir trastornos e implicancias sobre la salud.
En el marco del Día Mundial del Sueño, el Garrahan destaca que la mala calidad del sueño puede producir hiperactividad en niñas y niños pequeños y afectar su crecimiento. También pueden aparecer déficit de atención, dificultades en el aprendizaje, irritabilidad, somnolencia diurna excesiva y cambios de humor.
“Es motivo de consulta con el pediatra de cabecera si el niño o niña ronca, hace pausas al respirar o presenta cambio de color de la piel”, indicó Vivian Leske, jefa de Clínica de la Unidad de Sueño del Hospital, y agregó que también se debe consultar: “Si tiene pesadillas reiteradas, es sonámbulo, presenta movimientos llamativos durante el sueño, duerme excesivamente, se duerme en la escuela, jugando, comiendo o si no logra dormir”.
A medida que los niños y niñas crecen, las características y horas del sueño van variando: cuando son recién nacidos se despiertan cada 3 horas aproximadamente para alimentarse y duermen entre 16 y 20 horas, a los 3 meses duermen hasta 6 horas seguidas, y a los 9 meses llegan a dormir toda la noche sin despertarse.
Durante la infancia pueden dormir entre 10 a 14 horas con alguna siesta y hacia la adolescencia el horario de sueño es de 8 o 9 horas. La mayoría de los trastornos del sueño son prevenibles y tratables si la duración del sueño es la adecuada según su edad para que logren el descanso necesario.
Crear hábitos como cenar a la misma hora para que el baño, el lavado de dientes, los cuentos o canciones no retrasen la hora de sueño, lograrán una rutina que los niños y niñas asumirán desde pequeños.
También es recomendable que los adultos no fumen en las habitaciones y evitar que usen pantallas después de las 19. A la hora de dormir, mantener el ambiente poco iluminado, silencioso y a temperatura adecuada, acostar a las niñas y niños pequeños en sus camas mientras están despiertos con su objeto de transición como una mantita o muñeco.
A las y los bebés acostarlos boca arriba en su propia cama, sobre un colchón firme, sin almohada y no abrigarlos de más.