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El oficialismo descarta el proyecto de ley hidrocarburífera que envió Guzmán al Congreso e impulsa una nueva propuesta con un cepo “light” para Vaca Muerta.

El Ministro de Economía, Martín Guzmán, envió al Congreso Nacional una iniciativa para impulsar las inversiones en energía…  pero jamás comenzó tan siquiera a discutirse en comisiones. Ahora, una parte del oficialismo decidió avanzar con un nuevo proyecto de ley sobre el asunto, dejando en concreto de lado el debate sobre la iniciativa que el ministro había enviado al Congreso en septiembre pasado, texto que cosechó algunas críticas fundamentalmente entre gobernadores de las provincias productoras, las empresas y en las propias filas del Frente de Todos.

La promesa de una ley de hidrocarburos que busque facilitar la inversión a gran escala como la que necesita la formación de Vaca Muerta es un viejo anhelo que muchas veces auspicio el propio Alberto Fernández, aún antes de comenzar su mandato. El oficialismo, que en ese entonces se mostraba como un bloque más compacto que en la actualidad, demoró casi dos años en tener el proyecto avanzado, esto luego de realizar una extensa ronda de diálogo, tanto con las provincias petroleras como con las compañías del sector hidrocarburífero.

El proyecto presentado por Guzmán fue creado por el equipo del ministro, especializado en asuntos energéticos, entre ellos el Director de YPF (representando al Estado Nacional) Demian Panigo, y el subsecretario de Planeamiento Energético, Santiago López Osornio, funcionario de confianza de Guzmán en ese reducto difícil para el ministro como es la Secretaría de Energía.

La iniciativa que habían presentado antes de ser enviada al Congreso para su tratamiento (cosa que hoy quedó trunca) en agosto del año pasado, proponía generar incentivos fiscales y de disponibilidad de divisas por fuera del cepo cambiario a empresas petroleras que incrementen su nivel de actividad. Se esperaba que el nuevo régimen tuviera impacto en las decisiones de inversión, primero, de las empresas locales y luego, de los grandes jugadores multinacionales.

El Gobierno apuesta a Vaca Muerta y hasta espera poder exportar GNL en los próximos años.  REUTERS/AgustinMarcarian/File Photo

Pero su trámite legislativo solo arrancó con una reunión de comisión en el Senado y de ahí no avanzó más. Desde ese momento, luego de leer la letra chica, existieron críticas más o menos públicas de gobernadores patagónicos y, con perfil más bajo, de las empresas del sector. El tratamiento express con el que contaba Guzmán  y su equipo (que esperaban la aprobación antes del fin de año), jamás sucedió.

Ya en 2022, el proyecto pasó al cajón de los recuerdos… Luego, hasta el propio equipo económico admitió que la iniciativa quedó diseñada de una manera demasiado reglamentarista. “Es una actividad que tiene 100 años en la Argentina, no se puede regular como si se tratara de una industria nueva”, decía un funcionario off the record. Y el texto de ley de Guzmán comprendía 115 artículos.

Pero en estas últimas semanas comenzó a circular en distintos despachos del Congreso una variante que tiene un sentido similar: aflojar los controles cambiarios para grandes inversiones en el sector y garantizarles así que las empresas del extranjero que hundan capital puedan girar parte de las divisas que genere su producción.

Pero es un proyecto mucho más corto –aparentemente de tan solo 12 artículos- y tiene como objetivo ambicioso la creación de un régimen con vigencia desde que sea ley, hasta el 31 de diciembre de 2047. Todos los beneficios que garantizaría la nueva norma contarían para las empresas que realicen nuevas inversiones por un monto mayor a cincuenta 50 millones de dólares. Además, el apoyo de los gobernadores de las provincias que producen hidrocarburos, garantiza que las empresas podrían tener libre disponibilidad del 100% “de las divisas provenientes de sus exportaciones”, y en caso de no exportar, el equivalente al 20% de sus ventas en el mercado interno.

Guzmán prometió a las empresas del sector energético un cepo “light” para promover inversiones en Vaca Muerta

Pero también hay que tener en cuenta que el nuevo proyecto de ley, más allá de contar con apoyo de los gobernadores de las provincias petroleras y un mejor recibimiento por parte de las empresas, tampoco tiene asegurado un paso fácil por un Congreso que está cruzado por las internas oficialistas y opositoras. Incluso para muchos, es tan solo una declaración de principios, sin garantía alguna de poder cristalizar sus beneficios en un corto plazo.

Y mientras muchos empresarios le atribuyen al presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa, la voluntad de ser el impulsor de esta nueva versión de la ley de promoción de hidrocarburos, fuentes cercanas al legislador, le pasan la pelota a los diputados patagónicos, quienes deberán lograr que la iniciativa pase primero el filtro de los jefes de bloque en la cámara baja para luego ser puesto a consideración del presidente del cuerpo.

La agenda energética que Guzmán considera vital.

Mientras el proyecto deambula por los pasillos del Congreso, Guzmán pisó el pedal buscando acelerar la agenda energética, que considera prioritaria tras cerrar el acuerdo con el FMI. Por ello, mantuvo un encuentro con los dos principales directivos de YPF, donde se habló sobre el gasoducto de Vaca Muerta, la búsqueda de concretar una nueva ronda de licitación del Plan Gas y la posibilidad de producir gas natural licuado (GNL) para la exportación.

Así, desde el Ministerio de Economía se informó que “Guzmán se había reunido allí con el presidente de YPF, Pablo González, y el CEO, Sergio Affronti”, quienes conversaron sobre “la importancia de fomentar el desarrollo de la infraestructura para apuntalar el desarrollo del sector energético”.

Guzmán cree fervientemente que las actuales (y futuras a corto y mediano plazo) condiciones internacionales serían favorables para que la Argentina pueda exportar, en un futuro cercano, GNL. Fue el propio Guzmán quien luego de la reunión dijo que “Hemos mantenido encuentros que nos ayudan a posicionar la estrategia que está trazando el Gobierno Argentino para producir Gas Natural licuado. La estrategia incluye una articulación con empresas energéticas nacionales, internacionales, y varios países miembros del G20 a efectos de garantizar la demanda para la producción que Argentina tiene el potencial de generar”.

Y mientras cuenta esto, presiona por flexibilizar los controles cambiarios para las inversiones que se hagan en el sector energético. “Acelerar el desarrollo del sector energético, significaría poder contar con un perfil de generación de divisas mucho más sólido y más fuerte para la Argentina”, expreso en el coloquio de IDEA, lugar no muy simpático para la mayoría del oficialismo por su presión constante contra el gobierno y su cercanía al PRO.

Además, agrandó la definición y trazó metas sobre las políticas de control de cambios al decir que el Gobierno buscará “facilitar los flujos de inversión externa directa a la Argentina” para el sector energético. “Para eso hay que hacer un esquema diferente al actual, que es un esquema defensivo que se hizo para lidiar con la corrida cambiaria. Hoy estamos en otra etapa y hay que dar pasos a la normalización de la regularización de los flujos de capital”, mencionó al pasar como si no fuera consciente de la tensión que generan los temas relacionados con el dólar en el oficialismo.

Y concluyó -sin dar mayores detalles- que trabaja con el Banco Central y con las empresas para “articular entendimientos que den lugar a un cambio en los marcos normativos”, y que esperaba que “… en los próximos días podamos avanzar en modificaciones en el esquema de regulaciones de capital para la energía”.