Centro de Integración para Personas Migrantes y Refugiadas frente a Plaza Miserere
Está activo desde el año pasado y sirve como un espacio para realizar trámites y también como un sitio de encuentro y de talleres culturales.
En Avenida Pueyrredón 19 funciona un Centro de Integración para Personas Migrantes y Refugiadas a cargo de autoridades del Gobierno nacional. Abrió en julio de 2021 y se encuentra en proceso de acercamiento a la comunidad y difusión. Hay otros dos en Rosario y La Plata.
Fuentes oficiales lo definen como “un espacio integral donde ciudadanos y ciudadanas en estas condiciones recibirán orientación y acompañamiento para la realización de trámites migratorios que faciliten su radicación”.
Este centro cuenta con el apoyo técnico de la Organización Internacional para las Migraciones, Acnur y el financiamiento de la Unión Europea.
“Depende de una coordinación entre la Dirección Nacional de Migraciones (DNM) y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Entre ambos se arman los centros, se coordina todo. También tienen oficinas el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad y el de Desarrollo Social de la Nación. Hay una coordinación con ANSES, PAMI, Centros de Acceso a la Justicia”, dijo a este medio Pilar Cavina, su coordinadora.
“Se invita a los distintos ministerios a realizar actividades. Desarrollo Social atiende acá con un equipo interdisciplinario. El Ministerio de la Mujer brinda el programa Acceso a Derechos”, ejemplifica.
Este inmueble lindero a la Plaza Miserere ha tenido distintos usos, desde ser transitoriamente una sede de la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo a alojar al partido político MILES.
Autoridades nacionales retomaron el uso del lugar y lo acondicionaron para brindar un espacio integral de atención al migrante y refugiado.
De este modo, Pilar agrega: “Acá se desarrolla una tarea de adecuación normativa, que consiste en hallar normas o leyes municipales o provinciales que son contrarias a la Ley nacional de Migraciones y a la Constitución. Son prácticas que perjudican a los ciudadanos. Es por eso que registramos estas normas y se buscan políticas públicas para preservar los derechos de los migrantes y refugiados”.
Por otra parte, las personas pueden acudir en forma presencial a gestionar trámites y resolver su situación, que en muchos casos se encuentra en un “gris” debido a lo que Pilar antes mencionaba: “Trabajamos en el área social ante la vulneración de derechos”.
Deben sacar turno previo en la página web de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, o a través de la derivación desde áreas del Estado, y organizaciones y referentes de la sociedad civil.
Fuentes oficiales añaden: “Las solicitudes más presentes de quienes concurren al Centro tienen que ver con el acceso a derechos, regularización migratoria, asesoría social, acceso a políticas públicas, asesoramiento jurídico, trámites de reunificación familiar de personas migrantes con residencia permanente, entre otros”.
“Desde el Centro también se acompaña a familias con niñas y niños solicitantes de refugio y personas migrantes solas en situación de calle y procesos de desalojo. A estas problemáticas se ha dado respuesta articulada con otros organismos del Estado y/o en conjunto con organizaciones de la sociedad civil. Asimismo, se trabaja en el acceso a derechos a la salud, educación y seguridad social. También se desarrollan jornadas de asesoramiento a organizaciones y referentes que trabajan con población migrante, con el fin de lograr el fortalecimiento de las mismas y de colectivos de la sociedad civil que trabajan con la comunidad, acercando herramientas que les permitan mejorar el proceso de constitución, regularización y desarrollo de sus organizaciones”, destacan.
No obstante, el centro no es solo un sitio de papeleo. Se pensó como un espacio donde la cultura y el conocimiento deben circular.
Es por esto que allí se dictan distintos talleres gratuitos. Entre ellos hay clases de teatro orientados a migrantes y también abiertos a nativos: “La idea es fomentar la integración”.
También hay español para extranjeros. “Se piensan los talleres desde las condiciones particulares de los migrantes y refugiados”.
En la misma línea, se enseña temática afro y la visibilización de lo afro en el país; lengua yoruba (África Occidental) y lengua wólof (Senegal).
El año pasado, en la apertura del centro, Horacio Pietragalla Corti, secretario de Derechos Humanos de la Nación, señaló: “Este centro se erigirá como un lugar donde cada migrante podrá encontrar orientación, contención y asesoramiento en caso de que sus derechos se vean vulnerados”.
“Este hecho se constituirá en la piedra fundamental de un acontecimiento que comenzará a rodar y rodar, para que cada refugiado pueda encontrar un espacio cálido que los cobije”, destacó por su parte Florencia Carignano, la titular de la Dirección Nacional de Migraciones.
Fuentes oficiales concluyeron: “Durante los primeros meses de funcionamiento, el 68% de la población atendida se trató de personas provenientes de países limítrofes y de Sudamérica, en tanto que los otros dos grupos mayoritarios son un 18% de personas provenientes de África y un 8% de la región del Caribe y Centroamérica”.
J.M.C.
“Para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”
La cantidad de inmigrantes hacia nuestro país iba en aumento desde la década de 1870 teniendo como topes de llegada de inmigrantes en las décadas 1880 y 1890. En busca de solucionar el tema de recepción se planificó recibir a los inmigrantes en un hotel. Recién en 1905 el Estado adjudicó la obra para hacer el Hotel de los Inmigrantes por la zona de Dársena Norte, sin embargo, el proyecto se demoró y en 1909 se rescindió el contrato y se involucraron otros actores. Los trabajos, con modificaciones parciales, finalizaron hacia 1911. En 1912 el edificio ya estaba colmado.
El funcionamiento del hotel se frenaría durante la Gran Guerra que se desencadenaría dos años después de su apertura. Sostienen que entre 1912 y 1953, año de su cierre, alojó aproximadamente a 1 millón de extranjeros. Una proporción significativa, pero pequeña, si tenemos en cuenta la cantidad de inmigrantes que venía recibiendo la Argentina.
El funcionamiento del hotel solucionaba el problema habitacional y de alimentación para que los inmigrantes puedan ir integrándose al país antes de partir hacia los campos del interior o de emplearse como trabajadores de las grandes obras públicas.
Las mujeres estaban en otro piso que los varones y se servían desayuno, almuerzo, merienda y cena entre las 6 de la mañana y las 19 hs. El hotel no contaba con calefacción. Luego del desayuno dicen que lo habitual era que los hombres salieran en busca de trabajo.
Cuando dejó de tener utilidad para la finalidad que fue creado en 1953 se comenzó a usar la planta baja del edificio para brindar comida a indigentes.
Tras el golpe de 1955 se lo abandonó. Hubo intentos de preservación durante períodos democráticos, pero fue recién en 2013 que el Estado hizo un acuerdo con la Universidad Nacional de Tres de Febrero para recuperar las instalaciones y lograr el Museo de la Inmigración y espacio de arte contemporáneo.
Hoy lucen como nuevos los materiales originales, además hay importantes materiales fotográficos. Y quedan registros de los arribos de muchos de nuestros antepasados.