Cooperativa de Editores de Medios de Buenos Aires
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La carta de un puñado de eurodiputados de derecha que muchos medios monopólicos del país presentaron como el rechazo general de los presentes hacia las palabras de Cristina Fernández en su participación en la EUROLAT.

La Asamblea Parlamentaria Europea-Latinoamericana (EUROLAT), es un organismo bilateral compuesto por 150 parlamentarios de países europeos y latinoamericanos. Fue creada en 2006, para mejorar y promover las relaciones entre Latinoamérica y Europa. Hace pocos días, la vicepresidenta encabezó la apertura de la 14° reunión, que se realiza actualmente en Buenos Aires. En el acto realizado en el CCK, tras el discurso de apertura de Cristina Fernández de Kirchner, un grupo de parlamentarios conservadores de Europa publicó un comunicado quejándose por el tono del encuentro, al que calificaron como “bochornoso”.

Como suele suceder, de inmediato todos los medios concentrados opositores del país se plegaron a la carta, y voces de la oposición hablaron de que sus palabras eran una “vergüenza” y que “exponía al país con un discurso militante”, como si militar fuese malo, aunque sepamos que para ellos lo es, si de militancia popular se trata. Para ellos la “militancia” pasa por la mentira en las redes o los medios que les responden, o en las conspiraciones empresarias o la genuflexión política a cambio del mantenimiento de sus privilegios que consideran derechos adquiridos intocables.

Teniendo en cuenta que, en política (y la reunión evidentemente lo es), toda construcción discursiva supone un modo de posicionamiento dentro de la esfera en la que se desarrolla. En este caso, un organismo donde confluyen diferentes visiones e ideologías (y obviamente intereses), y lo ciertos es, que quienes firmaron el comunicado (que son una minoría) pertenecen a un grupo de segundo orden dentro del Partido Popular Europeo.

Dicho esto,  ¿Quiénes son? ¿De dónde provienen? ¿A qué intereses responden?

Digamos que la Unión Europea tiene dos grandes familias de partidos: los populares y los socialdemócratas. Los primeros representan al conservadurismo de derecha. Sin ir más lejos, no hace mucho tiempo atrás, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, tras su paso por Madrid, recibió la bendición de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad y una de las caras más conocidas de los populares en España.

El que encabezó la movida de la carta condenando el discurso de Cristina Fernández, es Leopoldo López Gil. Pero… ¿Quién es? 

Desconocido en nuestro país fuera de los ámbitos políticos y empresarios, López Gil es un venezolano opositor al chavismo desde la primera hora, quién apoyó activamente el fallido golpe de estado contra Chávez en 2002, involucrado en la persecución y detención ilegal del entonces ministro de Interior, Ramón Rodríguez Chacín en esa intentona golpista, ferviente desestabilizador en las posteriores “marimbas” que costaron decenas de muertos y heridos sin que fuesen condenados en el exterior ni por Europa o EEUU, quienes alinean las políticas de derechos humanos universales a sus propios intereses geopolíticos y económicos, tal como vemos en estos días en el conflicto ruso-ucraniano (y que esto no se entienda como apoyo a uno u otro, sino a la manipulación del conflicto). En 2008 fue inhabilitado políticamente por conflicto de intereses mientras era “asesor” de Petróleos de Venezuela (PDVESA), hecho que se repitió en 2011, por desvío de recursos públicos durante su paso como alcalde de Chacao, región del estado de Miranda. Finalmente, en 2014, organizó las violentas protestas que dejaron una saldo de 42 muertos y miles de heridos. Por estos hechos de violencia política y corrupción fue buscado por la justicia, por lo que buscó asilo en la Embajada de España, donde Rajoy le dio asilo. Más aún, el anti-chavista que estudió en los Estados Unidos, miembro de la elite venezolana y accionista del diario “El Nacional”, perteneciente a una familia que apoyó a todos los regímenes de derecha de su país, casado con Antonieta Mendoza (también hija de un millonario; ex directora de PVSA, desde donde financió la creación del partido de su hijo Leopoldo y sus amigos “Primero Justicia”), fue “premiado” por el propio Rajoy al agregarlo al no solo concederle la ciudadanía junto a su esposa e hijo (también prófugo), sino también por darle un lugar en el parlamento europeo como suplente, entrando luego al mismo tras la renuncia de  Ángel Garrido al pasar a “Ciudadanos”.

Por su “odio” hacia toda expresión que no sea conservadora en América Latina, el PP lo impulsó como “defensor de los derechos humanos”, llevándolo a ser en los hechos el hombre que representa a sus parlamentarios en la región.

Mariano Rajoy, quien está bajo sospecha judicial en uno de los escándalos de corrupción más importantes de la historia de España: “la caja B”, vio en López Gil al candidato perfecto de esa derecha descarnada que representa.

El segundo en la lista es Herbert Dorfmann, un eurodiputado italiano de la región del Tirol del sur, donde se desempeñó como representante de la Federación de Agricultores. Allí son italianos, pero hablan alemán por su cercanía con Austria. La región del Tirol es una zona de suma complejidad histórica, muchos allí reniegan de Italia y preferirían ser alemanes o austriacos. Dorfmann es poco representativo en la política italiana.

Gabriel Matos, otro de los que firman, es también miembro del PP español. Hombre de la derecha más cavernícola del partido, en 2018 votó en contra de sancionar a Hungría en el parlamento europeo, siendo uno de los pocos parlamentarios que no acató la posición abstencionista de su partido. Siendo que la Hungría de Viktor Orban se define como conservadora no liberal, discriminatoria y persecutoria de inmigrantes (siempre que no sean millonarios de derecha como López Gil y su esposa) y homosexuales.

Isabel Benjumea, única mujer firmante, es una empresaria también perteneciente al PP español. Co-fundadora de la red Floridablanca, centro de pensamiento liberal que reivindica a Ronald Regan y Margaret Tatcher, sus ancestros trabajaron para regímenes dictatoriales en España, como los de Primo de Rivera y de Francisco Franco. Su abuelo paterno es Javier Benjumea, fundador de Abengoa, una de las multinacionales más grandes de España dedicada a las energías renovables.

Andreas Schwab, alemán, de Frigurbo y miembro de la CDU, el partido con el que gobernó Ángela Merkel durante casi dos décadas. En 1998 fue elegido “joven europeo del año” y se ha dedicado toda su vida a la política profesional. Jens Gieseke, otro de los firmantes, es político alemán de similares características que Schwab. La lista de firmantes la completa el sueco Jorgen Warborn, miembro del Partido Moderado y gran defensor del libre comercio dentro de la Unión Europea.

La carta que firmaron los eurodiputados del PP, que despertó la sobreactuada indignación de la prensa dominante y la oposición de derecha, careció de importancia alguna en casi todos los periódicos europeos, no siendo tema de agenda alguna. El perfil de los que firmaron la carta tan solo es reflejo de la gran discrepancia con los ideas de la vicepresidenta de la Nación, pero, no significa más que eso.

En cuanto a muchos otros de los participantes (algo que quedó expuesto en varias ponencias), las palabras de Cristina Fernández generan una discusión virtuosa que enriquece el debate parlamentario y coloca muchas cosas que se dicen solo “off the record”, colocándolas a la vista de la opinión pública en su verdadero lugar. Querer tener interpretaciones sacadas de contexto, es una mala costumbre de una derecha que miente y manipula a través de la comunicación en todos sus aspectos, tan solo para llegar al poder para luego mostrar su verdadero rostro, algo que ya se vio en todos los continentes, sin importar nivel educativo o situación económica y social. Pasó en Italia, en España, en el Reino Unido, en Brasil, Chile, los Estados Unidos, y una lista mucho más larga -que no vienen al caso-, motivada por un consumismo alienador que promueve un aislacionismo egocéntrico que destruye la idea del “estado de bienestar” en pos de una plutocracia disfrazada de una falsa idea meritocrática.

Cristina Kirchner se opone a ello… y lo saben. Y actúan en consecuencia.

 

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