Cuando elijo el romance… ¿qué elijo?
Seguramente alguna vez te paso de mirar hacia el costado y preguntarte ¿En qué estaba pensando…? O más bien ¿Por qué no lo pensé mejor? O tal vez ¿Qué fue lo que vi para enamorarme? Pues bien, es el momento de saber que no hacías nada de lo anterior, las personas que están en nuestras vidas resuenan con la información que traemos, es decir elegimos con quién relacionarnos según las vivencias de los ancestros, heredamos las emociones vividas por la familia de la cual venimos, para integrarlas.
Integrar nos permite trascender, es por ello que la pareja es la mejor oportunidad que la vida nos presenta para asistirnos en la propia transformación, su principal propósito es hacernos de espejo, lograr reflejar en ellos nuestras características y de ese modo poder identificar que lo que el otro me muestra está hablando de uno mismo. “En el espejo te reconoces o te niegas” Enric Corbera.
Cuando algo en mi compañero/a llega a molestarme o incomodarme de modo exagerado o desproporcionado nos está hablando de una situación que aún no hice
consciente, es el momento de encontrar que información en mí esta resonando con la situación que se presentó.
Por ejemplo “es que no aguanto que me mienta, todo el tiempo está mintiendo u ocultando cosas…” entonces deberé preguntarme: ¿de que manera yo me miento, me engaño, digo una cosa y hago otra diferente? Suelen ser situaciones cotidianas como “el lunes comienzo
la dieta” o “dejo de estar sentada todo el día con el celular y me ocupo de mí” ¿Por qué espero recibir sinceridad y coherencia de otra persona, cuando nosotros no lo hacemos hacia nosotros?
Estas conductas pueden estar vinculadas a vivencias del clan, es posible que tuviésemos un abuelo celoso, violento o maltratador, entonces me voy a procurar las condiciones para no enojar al abuelo o más bien para no ser maltratada como la abuela y en fidelidad al clan estoy gorda y con una apariencia descuidada, para evitar escenas de celos. Incluso puede afectar nuestras relaciones laborales como no encontrar trabajo para permanecer en casa.
También puede suceder que atraemos a nuestras vidas parejas infieles o no logramos tener una pareja estable, incluso puede ser que no quieras una pareja, en estos casos debemos identificar en el clan primero a las personas con las que estamos vinculadas (dobles) si eran infieles, la infidelidad suele presentarse ya desde los ancestros más próximos. Si tuvimos padres infieles resonaremos (nos sentiremos atraídos) por personas infieles, o nosotros seremos infieles. Las parejas que no son estables suelen no involucrar a la fidelidad o lealtad, de esa forma se evita lidiar con esa cuestión, estar sin pareja puede ser otra forma de evitar el drama de la fidelidad/infidelidad.
A estas alturas ya te habrás hecho la pregunta de ¿Qué hacer para modificar estas conductas? ¿Cómo es esto de trascender o reparar la información familiar? La buena noticia es que existen diferentes maneras de superar estas cuestiones, lo indispensable es darte cuenta de estas conductas, hacer consciente aquello que hasta hoy actuaba en nosotros de forma automática, la información heredada se libera viviendo la misma situación emocional, pueden ser contextos distintos pero con la misma experiencia emocional.
Si nos cuesta identificar lo que estamos proyectando podemos preguntarnos ¿qué es lo que veo en el otro que no soporto? Su debilidad o la dependencia emocional, por dónde es vulnerable? Este ejercicio de disociación resulta efectivo a la hora de identificar lo que nos resistimos a reconocer en nosotros. Cuando en la familia existen vivencias dramáticas y dolorosas esa energía queda retenida esperando ser liberada, la descendencia hereda la información emocional de sus ancestros por lo cual es necesario volver a vivir el mismo contenido emocional desde un lugar diferente, para reparar la situación que desde entonces forma nuestro inconsciente familiar. Reparamos viviendo el mismo contenido emocional desde una perspectiva diferente. Corbera: “Cambia tu percepción y cambiara tu mundo”.
Lo que proyectamos en el otro, es lo que debemos integrar para trascender y liberar esa información que se encuentra en nuestro linaje pero no es nuestra, está en mí pero no soy yo, cambiar las identificaciones es un buen método, vivir sin culpas, ser responsable de lo que reconozco en mí, sin por eso sentirme culpable.
Carl J. Jung decía: “Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de sus vidas, fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma.”
Es por ello que la pareja termina siendo la mejor oportunidad de conocernos sinceramente, cuando aceptamos el desafío de vivir desde la consciencia es nuestro aliado más cercano. Es así que tenemos relaciones afines o complementarias, coincidimos con la persona perfecta con la cual entramar las situaciones necesarias para conocer aquello que permanece oculto, que está en nosotros pero aun no somos conscientes de ello.
La próxima vez que surjan diferencias con nuestro compañero/a de vida demos gracias al universo por la nueva oportunidad de desocultar lo que no habíamos reconocido en nosotros hasta ahora. Cuidado en no caer en la trampa del victimismo, ya que cuando nos victimizamos estamos justificándonos, buscando fuera de nosotros las respuestas de lo que sucede en las relaciones que tenemos. He aquí el primer motivo de porque repetimos una y otra vez las mismas historias, van cambiando los personajes pero el guión continua transcurriendo en el mismo género del relato inicial.
Cuando decidimos ser emocionalmente responsables y detener el carrusel en el que veníamos dándole vueltas a lo mismo, es entonces cuando trasformamos a la víctima en aprendiz e inicia nuestro propio recorrido. Cambiar el desde dónde decido vivir mis relaciones determina como serán los vínculos emocionales que atraiga a mi vida.
Lic. Inés Ruiz
Terapeuta del método Bio-Neuroemoción