Activando mi energía vital
Yoga es una palabra del sánscrito que significa atalajar, unir. El yoga tiene entonces como intención que todo nuestro ser, con sus distintas envolturas apunten en una misma dirección, hacia un mismo objetivo.
Cinco métodos clásicos
En principio hay cinco métodos clásicos puros en de Yoga, que son como sendas diferentes que buscan llegar a la misma cima. El más difundido (en India) es la senda del Bhakti donde el yogui entrega devocionalmente su corazón y acompaña utilizando altares, flores, sahumerios y mantras. El Gñana es el del conocimiento que requiere de un gran trabajo de meditación y ensimismamiento para adentrarse en lo más profundo del ser. En el camino del Karma Yoga el practicante se enfoca en sus acciones sin esperar nada a cambio, basándose en la ley causa y efecto.
El Ashtanga o Raja (no confundir con la práctica de Ashtanga Vinyaza) busca el control mental absoluto enfocándose sobre la propia mente para trascenderla, basándose en los ocho pasos de Patánjali en el camino hacia la iluminación: 1. Yamas (advertencias) y 2. Niyamas (observancias). 3. Dhyanasana (posturas de meditación). 4. Pranayama (control consciente de la energía vital). 5. Pratyahara (absorción de los sentidos). 6. Dharana (concentración). 7. Dhyana (meditación). 8. Samadhi (éxtasis). Hatha Yoga es el de la fuerza de voluntad, desde lo corporal y bioenergético hacia lo más sutil, según ciertas lecturas se enfoca principalmente en dos pasos del Raja Yoga (Asanas y Pranayama).
La realidad es que como todo método siempre hay mixturas, corrientes diferentes, cruzadas, superpuestas, combinaciones diferentes.
Múltiples beneficios
Los beneficios de la práctica de Yoga -además de los generados por la gimnasia, calistenia u otros ejercicios, que aportan a una mejor circulación en todos nuestros sistemas, quemar grasa, mejorando el tono, la resistencia, el aguante muscular y de las articulaciones, mejorar la flexibilidad y la fuerza- también son la estabilidad emocional, estimular la función de los órganos internos y desintoxicar el organismo, mejorar la función glandular y equilibrar todo el sistema hormonal, reducir el estrés y la ansiedad. El yoga nos da un descanso a nuestra mente, aumentando la capacidad de concentración y ayudará a concientizar sobre nuestro cuerpo y el bienestar en cuanto a nuestra salud en general.
Como consecuencia de la práctica iremos tomando consciencia de que nuestro ser no siempre va en su totalidad hacia el mismo objetivo y buscaremos que el cuerpo y la mente acompañen las directrices del ser interno, de la consciencia. El docente ayuda como suplente en ese proceso, sin embargo, el objetivo de todo yogui es convertirse en su propio maestro por lo que la autodisciplina desplegada mediante una rutina (sadhana) diaria se irá gestando. Aprenderá métodos de higiene, no solo de nariz (jala neti) sino también al cuidar su boca en cuanto a lo que sale en forma de palabras hirientes.
Así que, poco a poco, y cada cual a su tiempo irá entendiendo, aceptando e internalizando los preceptos que mencionamos para el Raja Yoga. Las advertencias (yama): evitar dañar (ahimsa) que no se simplifica solamente en no golpear gente sino también en cuidar lo que uno dice así como lo que uno come; ir siempre con la verdad (satya); sin robar (asteya); no abusar de la actividad sexual (brahmacharya) y buscar no apegarse (aparigraha) tanto material como afectivamente comprendiendo la ley de la impermanencia.
A su vez buscará estimular los niyamas (recomendaciones): pureza (shaucha), el contento (santosha), perseverancia y sacrificio (tapas), estudiar textos sagrados (svadhyaya) y consagrase como ser divino (isvara pranidhana).
La energía vital
El universo vibra. A cada frecuencia vibratoria, dicen los yoguis, le corresponde un color, un sonido y una fragancia. Sin aire no sobreviviríamos demasiados minutos. Para los yoguis, más allá del oxígeno (y nitrógeno) al aire lo ven como una partícula cargada por el sol con una energía vital que contiene siete colores.
Según el Yoga existe en la zona de la nariz dos centros energéticos especializados en la captación de prana (energía vital). En los pulmones en cambio están los centros que hacen posible el intercambio gaseoso de oxígeno y anhídrido carbono para que luego la sangre distribuya el primero.
Cómo se distribuye
Una vez que la partícula de aire es captada en los centros específicos de la nariz se traslada a través de los nadis correspondientes al centro energético encargado de la distribución dentro del organismo donde descompone en sus partículas originales (llamados vayus): las rosadas son absorbidas por ese mismo chakra para impulsar las demás. Las partículas de coloración azul y violeta se dirigen con mayor concentración hacia la zona de la cabeza y la garganta. Las verdes se dirigen más que nada hacia el hígado y los pulmones. Las amarillas van en su mayor parte a los pulmones. Mientras que las rojas y anaranjadas van principalmente hacia la zona genital.
Sus conductos
Los nadis son circuitos o conductos para trasladar la energía. Cuando un nadi sufre alguna descompensación energética atrae energía desde el chakra correspondiente donde se viene procesando, por lo que notaremos en ese lugar el desequilibrio. Así es como potenciando ese chakra influenciaremos positivamente esa descompensasión.
El nadi central es Sushumna Nadi que recorre nuestra columna vertebral, desde el coxis hasta la coronilla. A sus lados van Ida (izquierda) y Pingala (derecha) como dos serpientes enroscándose por la columna.
Las cocinas de energía
Los centros de consciencia en el ser humano están localizados dentro del sistema nervioso, con mayor concentración en el cerebro y la médula espinal Las energías corporales se hayan, como todo, en un constante fluir y donde se cruzan con mayor concentración se manifiesta la conciencia en el plano físico. Los antiguos clarividentes los encontraron parecidos a ruedas girando y por eso los llamaron chakras, cuya palabra (en sánscrito) es círculo en movimiento. Cada chakra expresa un tipo de deseo. Presentaremos acá siete chakras que ayudan a explicar muchas cosas y nos motivarán para las prácticas. Sin embargo, como vimos más arriba hay otros que dejaremos para más adelante. Todos los chakras se pueden estimular con asanas (posturas) pero también con otras herramientas como algún mudra, mantra o pranayama. Recordemos también la influencia del color, el aroma o incluso la vibración que poseen las gemas.
Sahasrara: Arriba de la coronilla; si pensamos en las imágenes de budas sería ese halo o “peinado” que tiene sobre la cabeza (la “ilumina-ción” represen-tada gráficamente). Este Chakra procesa el deseo de integrarse al todo.
Ajña: Es el tercer ojo, el entrecejo, aunque hacia atrás en la cabeza, en línea con la médula, su correlato físico es la glándula pineal. Procesa la información, se evalúa desde ahí con lógica racional (con ayuda de una serie de otros chakras) por eso el deseo de comprender.
Vishudda: Su ubicación es en el cuello, el correlato físico son las tiroides. Se relaciona con el inconsciente y por supuesto también con los demás en su deseo intrínseco de comunicar.
Anahata: Correlato físico es el plexo cardíaco. Su anhelo es el deseo de estar en paz. Junto con el cercano chakra vibhuti (cuyo correlato físico es la glándula timo) que desea la felicidad, se genera el deseo de amor.
Manipura: Altura del ombligo. Este chakra es el principal regulador del sistema digestivo. Regula lo esencial como la sed, el hambre y la respiración. El chakra que busca el poder sobre uno mismo, por eso es la sede de la voluntad.
Swadistana: Ubicado en las gónadas (testículos / ovarios) y su deseo es principalmente el sexual, sin embargo, potenciarlo nos desarrolla la capacidades de crear y también la de la libertad.
Muladhara: El chakra raíz está situado en el coxis, es la fuente energética de reserva y de información de la columna vertebral. No solo es importante porque establece una polaridad opuesta a la de la cabeza sino porque se relaciona con la base, con lo más material, con la tierra. Su deseo es vivir.