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El Comedor de Santi y estudiantes de Saavedra construyeron una huerta comunitaria en el Parque Goyeneche

El Comedor de Santi inauguró este sábado una huerta comunitaria construida junto a estudiantes de la Escuela República de Turquía (Ruiz Huidobro 3853), la cual se ubica en el espacio público de Ruiz Huidobro y Goyeneche, frente al Galpón de La Chilinga, donde funciona esta acción solidaria, dentro de la traza del Parque Lineal Roberto Goyeneche.

Desde hace varias semanas los miembros del Comedor realizan tareas ambientales en ese sector , en complemento a las acciones ya tradicionales como servir alimentos para la comunidad, ofrecer apoyo escolar y ser sede de operativos de entes estales.

Primero habían comenzado con una compostera para tratar residuos orgánicos. Luego sumaron un vivero comunitario y finalmente construyeron la huerta propiamente dicha, la cual está compuesta por bancales delimitados con maderas de palet. En la actualidad tiene brotes de lechuga y menta.

 

Durante el acto de inauguración del sábado manifestaron: “Hoy fue un día lleno de alegría porque después de mucho trabajo de Adriana, Tania, Ceci, Fabián, el equipo de rugby del Club Ciudad de Buenos Aires y todos los que dieron un poco de su tiempo en este gran proyecto por fin se llevó a cabo la huerta”.

“En el apoyo escolar nos tomamos un descanso de los números y las letras y junto con los y las peques del Colegio República de Turquía pintamos los carteles para la huerta. También, otro grupo se fue a Villa Rosa (Pilar, otra sede del Comedor) a divertirse con los chicos y llevar un poco de toda esta energía avasalladora. Los de la cocina no se quedaron atrás. Los chicos del Colegio Sagrado Corazón se mandaron altísimo arroz con pollo, salsa y papas. Calentito, delicioso, reconfortante y con mucho amor, lo que todos merecemos”, sumaron sobre lo vivido durante la jornada.

“En el comedor de Santi pasan muchas cosas al mismo tiempo y no paramos a tomar dimensión de esto que está sucediendo. Toda la gente que se suma sin recibir nada a cambio y pone su cuerpo y corazón para que el de al lado esté un poco mejor. Acá tenemos gente de la buena y no se consigue en todos lados. Me gusta pensar en el comedor como un reloj de engranaje, alguien da cuerda, cada uno hace su parte y todo funciona, fluye”, concluyeron.