El Hipódromo Argentino de Palermo cumple mañana 145 años
El Hipódromo Argentino de Palermo fue inaugurado el 7 de mayo de 1876 y es un símbolo porteño que fue declarado patrimonio arquitectónico de la ciudad de Buenos Aires.
Este parque urbano en el que nació la pasión por el turf nacional contiene una historia muy rica de acontecimientos deportivos y culturales, comparable a la de otros recintos como el de Longchamps en París o el de Ascot en Inglaterra, ambos nacidos en el Siglo XVIII.
Su etapa de auge se dio durante la primera presidencia de Julio Argentino Roca y la segunda del General Juan Domingo Perón.
Varios presidentes de la Argentina supieron visitar el hipódromo durante el Gran Premio Nacional, la carrera más importante y antigua del turf argentino: Carlos Pellegrini, Hipólito Yrigoyen, Ramón Castillo, Torcuato de Alvear, Raúl Alfonsín y Carlos Menem.
Con los años el hipódromo se reinventó con la organización de reuniones sociales, espectáculos de música clasica, rock y jazz y el establecimiento de patios de comida, salas de arte y muestras de arquitectura.
Ubicado en la Avenida Libertador y Dorrego, el hipódromo tiene una actividad hípica de 120 reuniones al año.
Su símbolo máximo fue Don Carlos Gardel, quien junto a Irineo Leguisamo unificaron al tango con el turf. El tango Por una Cabeza, de Gardel es una muestra directa de esa sociedad surgida en los años 20 del siglo XX.
El actual gerente general del recinto, Fernando Facal, destacó: A pesar del momento difícil que vivimos en el hipódromo trabajamos día a día para poder superar esta situación de la pandemia de la mejor manera posible”.
“Adecuamos y mejoramos la experiencia para cuando puedan volver nuestros visitantes y desarrollamos canales digitales que son los pilares de la nueva realidad”, agregó en declaraciones de prensa.
“Estamos en una fecha especial y distinta, si poder celebrar como este lugar se merece, pero con la responsabilidad de cuidar las fuentes de trabajo y la salud de todos”, concluyó.
Limitado en su festejo por la pandemia, pero con un hipódromo renovado en sus instalaciones y su vida sociocultural, Palermo es una realidad vigente de la Ciudad de Buenos Aires.
Su estilo neoclásico, combinado con la gran arboleda que se levanta sobre la avenida Libertador, configura una postal porteña inconfundible.