La energía del sol es inagotable
La energía solar es una energía renovable obtenida a partir de la radiación electromagnética del Sol. Es ecológica, porque se obtiene de una fuente natural e inagotable (el Sol estará con nosotros durante los próximos millones de años).
La energía solar puede aprovecharse de forma pasiva, con técnicas de arquitectura bioclimática y sostenible, o sino puede ser captada a través de células fotoeléctricas (paneles solares o fotovoltaicos), heliostatos o colectores solares, que posteriormente la transforman en energía solar térmica (a través de la temperatura) o energía solar fotovoltaica (a través de la luz).
Cuando se habla de energía solar pasiva se refiere al tipo de arquitectura bioclimática que se usa, o sea el diseño de edificios donde, con el uso de diferentes materiales y orientaciones, se consigue potenciar la energía captada durante el día para mantener el edificio cálido durante la noche, o evitar el calor excesivo durante las horas de más sol. El adaptar edificios al clima no es nada nuevo, se hace desde la antigüedad.
Luego se puede aprovechar la energía solar de modo térmico donde se usa el calor que produce el sol o donde se transforma el calor en energía. Puede ser desde lo más sencillo de que caliente el agua que luego se usa, hasta la transformación hacia energía eléctrica mediante algún proceso. En el caso de la energía doméstica, estaríamos hablando de una instalación solar térmica de baja temperatura, con una instalación formada por captadores solares instalados en el tejado o en una parte soleada del edificio. Estos capturan la radiación solar y la convierten en calor, que se hace pasar por un circuito de tubos metálicos que genera suficiente energía para el uso habitual en un hogar: agua caliente y calefacción. La energía solar térmica también se puede aprovechar a gran escala, mediante plantas termosolares o central térmica solar, grandes extensiones de terreno con colectores de energía solar de alta temperatura.
El tercer modo es la energía solar fotovoltaica que consiste en obtener directamente la electricidad a partir de la radiación solar. Esto implica la instalación de paneles solares fotovoltaicos, que cuentan con células de silicio que transforman la luz y calor del sol en electricidad. Igual que en el caso de la solar térmica, estos paneles o placas solares pueden instalarse tanto a nivel doméstico en edificios y casas, como en grandes instalaciones: las plantas fotovoltaicas.
Si bien el transporte y los modos de producción de los paneles, o los mismos materiales con los que están hechos los paneles (para celdas solares suelen usar silicio cristalino o arseniuro de galio), no siempre son tan amigables con la ecología, hoy en día se pueden reciclar gran parte de los paneles recuperando hasta el 95% de ciertos materiales semiconductores y el vidrio así como metales.
Aunque hay otros tipos de energías renovables (como la eólica, hidráulica o geotérmica) la energía solar tiene varios beneficios que la hace única y muy amigable con el medio ambiente y lo más interesante: está al alcance de nuestras manos si nos lo proponemos.
Imágenes:
Portada: Panel solar doble, hogareño.
Paneles en estacionamiento de la Universidad Autónoma de Madrid, España.
Parque solar en San Juan, Argentina, inaugurado en 2019.