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Noveno aniversario de la muerte de Luis Alberto Spinetta, imprescindible del rock nacional y vecino de Villa Urquiza

Este lunes 8 de febrero se cumple el noveno aniversario de la muerte del músico Luis Alberto “El Flaco” Spinetta, ícono del rock nacional por haber formado parte de bandas como Almendra e Invisible y por haber tenido una prolífica carrera solista, influencia para varias generaciones. Además, era vecino del barrio de Villa Urquiza, donde tenía su estudio de grabación llamado “La Diosa Salvaje” en la calle Iberá al 5000 De niño y joven frecuentó la zona de Saavedra, por ejemplo el club Estudiantes del Norte.

En la zona de la Comuna 12 hay diversos homenajes a este artista y vecino destacado. El paso bajo nivel de la avenida Congreso lleva su nombre y además cuenta con una serie de murales con las tapas de sus discos.

A pocas cuadras está la Esquina del Rock de la Comuna 12, en Quesada y Plaza Oeste, donde hay un mural hecho por la vecina y artista Silvia Spelzini.

Otro sitio de homenaje es el interior de la Sede Comunal 12, en Holmberg y Monroe, donde se ubica desde el verano de 2020 la estatua de altura 1/1 que durante muchos años estuvo en la Plaza Casal de Triunvirato y Monroe, que fue vandalizada en varias ocasiones.

Desde el Museo del a Casa Rosada – Íconos Argentinos reseñan que Spinetta nació el 23 de enero de 1950 en el barrio de Núñez: “Desde pequeño recibió las más variadas influencias musicales. Por un lado, su padre, cantante de tango aficionado, lo acercó a la música porteña; y, por otro, sus tíos, quienes trabajaban en el sello Columbia, lo pusieron en contacto con los nuevos ritmos mundiales, en plena explosión del rock. Como resultado, empezó a componer canciones, incluso antes de aprender a tocar un instrumento”.

En 1964, participó del concurso de talentos del programa Escala Musical (Canal 13), y obtuvo el segundo puesto. Con el dinero que ganó en esa ocasión, compró una copia del álbum Beatles for Sale, de The Beatles, que lo marcó definitivamente, agregan las consecuencias de aquel suceso en el club del barrio de Saavedra.

“En 1967, formó la banda que luego dio vida a Almendra; el grupo hizo su primera presentación en 1969, y se transformó inmediatamente en una insignia del rock nacional. Con Almendra, El Flaco editó dos discos: Almendra I y un álbum doble Almendra II. El primero es considerado uno de los mejores discos de rock en español; y su tapa, obra del propio Spinetta, la mejor del rock nacional. La banda planeó una ópera rock, pero se disolvió antes de su realización por diferencias artísticas. Atado contractualmente a la discográfica, en un acto de rebeldía, editó Spinettalandia, según él, un ‘antidisco’, y se dedicó a recorrer el mundo durante algunos meses”.

“A su regreso al país, formó Pescado Rabioso. La Argentina vivía entonces tiempos de alta inestabilidad política y social; el rechazo popular a la dictadura de Lanusse lo hicieron imaginar a ese pez con rabia punk y una paradójica fobia al agua. El grupo editó dos discos: Desatormentándonos, en 1972, y el álbum doble Pescado 2, en 1973. El primero, con sonidos cercanos al blues, la psicodelia y el rock pesado, que recién aparecía en el mundo. El segundo, marcado por un lirismo y contenido abiertamente poético-filosófico que, además, aportó una nueva sonoridad al rock latino”.

“En 1973, la banda se separó por diferencias artísticas y Spinetta continúó solo con el proyecto y lanzó Artaud, para muchos, el mejor disco del rock argentino, inspirado en la poesía de Rimbaud. A fines de ese mismo año, presentó una nueva banda: Invisible, con la que editó Invisible, Durazno sangrando y El jardín de los presentes. En los dos primeros discos, de un alto contenido existencial, se dedicó a explorar el taoísmo y las teorías psicoanáliticas de Jung; en el último, la incorporación de Tomás Gubitsch aportó un sonido de fusión tango-jazz que definieron como rock-tango, en coincidencia con la vanguardia sonora que experimentaba Piazzolla. Esta última formación generó diferencias conceptuales que provocaron la separación de la banda”.

“Terminaba 1977, y Spinetta ya se había consagrado como uno de los pilares del rock argentino. Pero su producción no cesó, y siguió experimentando con el jazz: editó en solitario A 18’ del sol, y publicó el libro Guitarra negra, de poesías surrealistas spinetteanas (1978). En 1980, Almendra regresó con seis míticos shows en Obras Sanitarias y en el interior del país. En Estados Unidos editaron el disco El valle interior con el que salieron de gira. En 1981, la banda se disolvió nuevamente. Paralelamente, se gestó, con otros músicos, el proyecto Spinetta Jade, que lanzó Alma de diamante (1980) y Los niños que escriben en el cielo (1981). Con ese grupo, se presentó junto a Charly García, quien integraba Serú Giran, en el estadio Obras Sanitarias”.

“En 1982, como solista, editó Kamikaze para fijar su postura sobre la Guerra de Malvinas. Ese mismo año, salió Bajo Belgrano, el tercer disco de Spinetta Jade, y, dos años, después Madre en años luz, que fue el último de la banda”.

“Su producción solista continuó; y, en 1983, apareció Mondo di Cromo. Entre 1985 y 1986, realizó producciones con otros dos íconos del rock: Fito Páez y Charly García. Con Fito, editó La la la; en tanto que el proyecto con Charly, que se denominaría Cómo conseguir chicas, fracasó por problemas entre los músicos. Rezo por vos, un himno del rock, fue fruto de esa efímera reunión. Se mantuvo como solista y editó discos exitosos hasta 1994, cuando formó Los socios del desierto con los que grabó cuatro discos de sonido puramente rock y con los que participó del MTV Unplugged, junto a destacados músicos, e hizo un repaso por sus treinta años de producciones”.

“A comienzos del milenio, en 2001, editó en solitario Silver Sorgo. Se presentó por primera vez en el Teatro Colón en 2002 y experimentó con sonidos cercanos a lo electrónico. En 2005, dio un recital en la Casa Rosada. Realizó su segunda presentación en el Teatro Colón, en 2006. Y finalizó la década con el mítico show Spinetta y las Bandas Eternas, en el estadio Vélez Sarsfield ante una multitud que vivió su extensa carrera en todas sus versiones”.

“El 23 de diciembre de 2011, se dio a conocer la noticia de que El Flaco padecía de cáncer de pulmón. Falleció el 8 de febrero de 2012, en Buenos Aires, rodeado de sus hijos. Ese mismo año, la Biblioteca Nacional le dedicó la muestra Los libros de la buena memoria, donde se expuso material gráfico inédito. En noviembre de 2015, se editó el álbum póstumo Spinetta Los amigo, con grabaciones de 2011, que lo consagró nueva y eternamente como el artista más influyente del rock argentino”, concluye la reseña de la Casa Rosada.

Hay que agregar que en 2020 se publicó el disco “Ya no mires atrás” con siete canciones inéditas grabadas en su estudio La Diosa Salvaje.

La legislación vigente en la Ciudad de Buenos Aires contempla que se le puede poner el nombre de una persona a una calle o espacio público a 10 años de su fallecimiento, situación que ocurrirá en febrero próximo con respecto a Spinetta.

Tras el deceso del músico, un grupo de vecinos y fanáticos de su arte impulsaron una campaña para modificar el nombre de la calle Iberá por el del Flaco.

En Change.org hay una petición con casi 10.000 firmas, donde se expone: “Luis Alberto Spinetta, nuestro querido “Flaco”, fue uno de los más emblemáticos músicos de nuestro país y de toda Hispanoamérica y se merece como homenaje una calle con su nombre, por eso hace años pedimos el cambio de nombre de la calle “Iberá” por el de “Luis Alberto Spinetta”, ya que la última residencia física del Flaco fue en Ibera al 5000, en el barrio porteño de Villa Urquiza. Acompañanos firmando y compartiendo esta petición para que nuestro pedido se haga realidad. Hace ya 7 años que el Flaco dejó esta tierra, pero vivirá eternamente en su enorme obra musical”.

“Dos años después de su muerte, se estableció el 23 de enero, día de su nacimiento, como Día Nacional del Músico. Es clara la influencia que ha tenido en nuestra Historia, por eso queremos también que figure en el mapa de la ciudad con una calle propia. Homenajeemos a un grande que se fue, honremos a la ciudad que tuvo la suerte de tenerlo, que nos siga dando luz todos los días con su nombre. No pedimos algo que demande un gran gasto de dinero, es tan solo un pequeño cambio que tiene un enorme significado para los miles de Spinetteanos que queremos honrar su legado”.

“Te pido que firmes y compartas esta petición para que la Legislatura porteña mediante una Ley o el Jefe de Gobierno mediante un decreto, disponga el cambio de nombre de la calle Iberá por Luis Alberto Spinetta”, concluye la petición.