Actividades en el mes de Lxs Afroargentinxs

Publicado: viernes 6 de noviembre de 2020

La celebración es una iniciativa de la Diáspora Africana de la Argentina (DIAFAR) en el marco del Día Nacional de los/as Afroargentinos/as y de la Cultura Afro.

Por Fernando Belvedere

El 20 de mayo de 2013, se promulgó la ley Ley 26.852 que instituye el día 8 de noviembre como “Día Nacional de los/as afroargentinos/as y de la cultura afro” en conmemoración de María Remedios del Valle, a quien el General Manuel Belgrano le confirió el grado de Capitana por su arrojo y valor en el campo de batalla. Este fue el primer reconocimiento legislativo de carácter nacional hacia los afrodescendientes. La sanción se dió en el marco del reconocimiento a la comunidad afroargentina y a la cultura afro, como un modo de lucha contra la estigmatización y el racismo. Un hito histórico en el camino de la visibilidad de los aportes de la comunidad afro en la construcción de la Argentina. Las raíces afroargentinas forman parte de nuestra historia y presente, por lo tanto, contar con una ley, significa reconocer el componente afro en la cultura nacional.

Las actividades que se desarrollarán en el mes de los Afroargentinx, es una iniciativa de la Diáspora Africana de la Argentina (DIAFAR) en el marco del 8 de noviembre y la Ley 26.852.

Para hablar sobre el significado de esta fecha, ParqueChasWeb consultó a Omer Freixa, historiador africanista que colabora para los sitios on line: Afribuku, blog “África no es un país” de diario El País, Fundación Sur (Madrid), Fundación Acua (Colombia) entre otros y especialista en Estudios Afroamericanos en Universidad Nacional de Tres de Febrero.

Al respecto, Freixa señala que el 8N, “Día de los/as afroargentinos/as y de la cultura afro”, «es fundamental como el primer reconocimiento legislativo, y el primer gran avance en ese sentido de la comunidad afro del país, por tanto tiempo negada e invisibilizada. Es un reconocimiento tardío pero que llega en buena época a favor de la lucha contra la invisibilidad que ha pergeñado la historia oficial acerca del falso mito de desaparición de la raíz africana en el imaginario nacional. La invisibilidad de la raíz afro oculta otro gran problema, la presencia insoslayable del racismo. La presunta desaparición del colectivo es un mecanismo racista para probar la supuesta blancura y europeidad de la Argentina y la ausencia de racismo. Sin embargo, la explicación de desaparición es racista, como sea, niega una raíz identitaria y constitutiva de la demografía nacional. El 8N debe ser un antídoto contra esas presunciones carentes de veracidad histórica sobre lo que se ha denominado un genocidio discursivo. La historia que se ha contado sobre una Argentina blanca y europea, “descendida de los barcos”, es cuestionable, las diversas razones que se argumentaron en torno a la desaparición del grupo no son del todo ciertas. La presencia de afroargentinidad en la efeméride denota, además, la huella y actualidad de grupos afro nacidos en suelo argentino, en contra de la imagen extranjerizante que hace pasar a toda persona fenotípicamente africana/afrodescendiente como por no argentina. Ante el fenómeno de migraciones afrolatinoamericanas (y africanas) posteriores, no debe perderse de vista un núcleo original de habitantes de origen africano y con raíces en el suelo local desde mucho antes de la constitución del país moderno, en la era colonial. Generalmente se liga la africanidad con esta última, como si desde la conformación de la República Argentina ya la afrodescendencia fuera un recuerdo feliz y nostálgico del pasado. Eso queda patente en los actos escolares, el 25 de Mayo hay afrodescendientes en la representación, para el 9 de Julio ya no. Por lo tanto, el 8N que instituye la ley 26.852 es un avance importante, pero queda mucho por hacer. Ir por el reconocimiento constitucional (como en otros países de la región) sería muy aleccionador.»

Federico Pita, licenciado en Ciencias Políticas (UBA), presidente de la organización Diáspora Africana de la Argentina (DIAFAR), director del Espacio Malcolm de Villa Crespo y del periódico Director General en El Afroargentino, ha señalado en varias oportunidades que en la actualidad «el racismo estructural mantiene a las personas afroargentinas como ciudadanas de segunda clase, a la vez que les niega su identidad, ocultando la raíz de la discriminación. Al mismo tiempo, desde reparticiones públicas del Estado y desde la academia, asocian sistemáticamente el racismo al fenómeno migratorio, contradiciendo las estadísticas oficiales del último censo nacional (2010) que indican que más del 92% de la población afrodescendiente es nacida en el país. Un gran desafío que tenemos por delante es romper con el círculo vicioso invisibilización-negación-extranjerización, para siquiera poder comenzar a andar el camino de la justicia racial en la Argentina.»

¿De qué hablamos cuando hablamos de Afrodescendientes?

Afrodescendiente es un término relativamente nuevo pero de gran importancia, ya que nació en el seno de la propia comunidad constituyendo un término construido por nosotros y para nosotros. Su origen se remonta a la Conferencia Regional de las Américas: Preparativos de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia (Santiago de Chile, 2000) donde distintos sectores de la sociedad civil y movimientos sociales buscaron una propuesta superadora de la nomenclatura colonial (negro, mulato, pardo, etc.). Afrodescendiente remite a un grupo específico de personas: aquellos descendientes de africanos y africanas traídos a las Américas y el Caribe en el contexto de la esclavitud y la trata transatlántica de esclavizados; goza de reconocimiento internacional (ONU, OEA, Banco Mundial, etc.); y suscriben a él varios estados nacionales (esto incluye al Estado argentino).

El sábado 7 de noviembre a las 18, se realizará el lanzamiento de la web oficial de Diáspora Africana de la Argentina (DIAFAR) para celebrar una década “SEMBRANDO CONCIENCIA”. La plataforma contiene el trabajo realizado a lo largo de estos diez años de activismo para y por la comunidad afrodescendiente.