El micelio podría salvar al mundo
Se llama micelio, es un hongo que se expande como redes debajo del suelo y tiene la capacidad de formar conexiones con todas las especies vegetales desde sus largos filamentos unicelulares. Se extiende kilómetros comunicando y compartiendo los nutrientes del suelo, es una red de vida que cuida, protege, alimenta y suministra agua.
Cuando se tala un árbol del bosque, este micelio comunica al resto de los árboles que uno de ellos está agonizando, y los demás, a través del micelio, comienzan a cuidar lo que queda del tronco para salvar esa vida. Le facilitan alimento, agua y lo protegen. Porque ese tronco moribundo es parte de la familia del bosque.
Estos hongos son seres invisibles de la biosfera, tienen conexiones similares a las redes neuronales del ser humano. Tienen un sistema biológico que curiosamente tienden a transformar todo en alimento, por ejemplo, absorben pesticidas y petróleo, convirtiéndolos en hidratos de carbono descomponen la materia vegetal y tienen la capacidad de producir antibióticos para curarse. Conectados entre sí de una forma de capilar se expande a millones de terminales como una poderosa red descentralizada.
El micólogo Paul Stamets, arduo investigador de este hongo, considera que es un tejido vivo, encuentra muchas semejanzas a las interconexiones del tejido cerebral al igual que internet, su tamaño varia de lo más pequeño hasta lo más grande que se pueda imaginar, por ejemplo, Oregón tiene un gigante micelio sobre la extensión de 9,7 kilómetros cuadrados. El micólogo redacta en su libro Mycelium Running que el gigantezco hongo en varias oportunidades tomó de la masa forestal que crece en la superficie todo sus nutrientes desapareciendo el bosque, pero ese proceso dio lugar a un nuevo suelo y sus capas cultivan árboles cada vez más grandes y fuertes.
Está convencido que los hongos son el pilar de la nueva medicina, porque al igual que los animales tienen una repulsión a las bacterias, lo que lo lleva a Stamets entender la efectividad de los antibióticos hechos desde cultivos de hongos, así es cómo ha propuesto usar marañas de micelios como filtros biológicos para eliminar los contaminantes químicos y microorganismos patógenos que dañan seres humanos en poblaciones en desarrollo y los animales que se encuentran en el agua perjudicando la vida marina.
Paul Stamets habla de soluciones micológicas basadas en micelios, por ejemplo, explica como curar la gripe y la viruela sin usar vacunas costosas y agresivas para el cuerpo humano. Los micelios, y sus extensiones, “son quienes reciclan, restauran el planeta y el medio ambiente. Millones de años lleva este mágico ser trasmutando todos los desequilibrios del planeta”.
Lo más valioso de los micelios es su sistema vital que sustenta orgánicamente los suelos transmite dióxido de carbono, lo cual es alimento para los bosques, conecta, nutre y en sus brazos cobija a todos sus familiares terrestres, acuáticos y hasta semi-desérticos para descomponer materia vegetal. Un ser vivo silencioso que sabe transformarse, adaptarse, sanar desde sus conexiones más profundas y seguir existiendo más allá de todo.
G.N.
Fotos: Libro “Fantastic Fungi” de Paul Stamets & Louie Schawartzberg.
Arriba: raíces en “sinapsis”. Abajo: Stamets con un hongo.