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Piden informes en la Legislatura porteña ante la posible demolición de una casa de Núñez que data de 1908

El legislador porteño Matías Barroetaveña (Frente de Todos) presentó este lunes un pedido de informes en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires para pedir explicaciones al Poder Ejecutivo de la CABA ante la posible demolición de la casa Qui Si Sana, ubicada en la calle O’Higgins 4560 del barrio de Núñez y que data del año 1908, tal como informó Saavedra Online. Los vecinos crearon una petición en Change.org para que se la conserve.

“Indique si el inmueble sito en la calle O´Higgins 4560, sección 029, Manzana 049, parcela 006 se encuentra alcanzado por un pedido de convenio urbanístico; informe el motivo de la desestimación de protección histórica del inmueble mencionado en el punto anterior. Acompañe el acta de la reunión del CAAP (Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales) en la que se trató el referido inmueble”, figura en el pedido del legislador, apoyado por sus compañeros de bloque Santiago Roberto, María Rosa Muiños, Claudia Neira.

En la defensa del proyecto de Barroetaveña figura: “El patrimonio arquitectónico es parte de la identidad de nuestra ciudad y es un recurso no renovable. La demolición de edificios de alto valor arquitectónico e histórico constituyen un daño irreparable a nuestra memoria colectiva y cultural, y afectan a la planificación y al desarrollo sustentable del entorno urbano”.

“La ley 3056 sancionada en el 2009, establece un procedimiento que obliga a que, antes de poder demoler o modificar una propiedad construida antes del 31 de diciembre de 1941, se estudie si tiene valor patrimonial. El inmueble de la calle O’Higgins 4560, data del año 1908 y es emblemático no solo para el barrio de Núñez sino también para la Ciudad de Buenos Aires, siendo éste uno de los últimos ejemplos que (por ahora) siguen en pie. QUI.SI.SANA significa “el lugar donde uno se sana” y el nombre se tomó de un instituto sanitario de la isla de Capri que posteriormente se convirtió en un hotel de lujo”, se agrega.

“Es una residencia señorial de estilo ecléctico y se estima que comenzó funcionando como una casa quinta, con servicios para residir de forma permanente si así se quisiera. Está organizada en tres niveles, más uno de servidumbre, con dos pabellones en el terreno. La finca originalmente se extendía hacia el noroeste y fue subdividida en algún momento previo a 1981, año en que es adquirida por los arquitectos Giancarlo Puppo y Ethel Etcheverry, en un estado muy deteriorado. Ambos reconstruyeron la residencia respetando su diseño original: se mantuvieron el lujoso bloque de circulación vertical, las escaleras de mármol de Carrara y algunos núcleos de servidumbre. Por otro lado, se agregaron instalaciones como calefacción, sistema eléctrico y de iluminación. Fue vendida a privados que proyectan demolerla para la construcción de un proyecto inmobiliario”, fundamenta la defensa.

“La recuperación del patrimonio cultural y arquitectónico constituye una herramienta indispensable para la planificación de una política urbana sostenible, que preserve, además, los recursos materiales y energéticos de la ciudad. Buenos Aires necesita un desarrollo planificado y sustentable que garantice el derecho a un ambiente sano y la preservación, recuperación y difusión del patrimonio cultural tal como lo establecen la Constitución Nacional, la Constitución de la Ciudad, el Plan Urbano Ambiental y el Código Urbanístico”, concluye el proyecto de Barroetaveña.