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Facundo Basaldúa: “El dolor es inconmensurable; el nudo en la garganta no se va con nada”

Facundo Basaldúa, hermano de Cecilia, la vecina de Nuñez asesinada en Capilla del Monte, provincia de Córdoba, denunció irregularidades en el caso. “Hoy solo hay un detenido sin pruebas, muchas preguntas y una fiscalía que no investiga”, expresó.

En un extenso hilo en la red social Twitter, el joven manifestó: “Ella es mi hermana, Cecilia Gisela Basaldúa. El pasado 25 de abril apareció violada y asesinada en un basural en Capilla del Monte, Córdoba, tras permanecer desaparecida por semanas. Hoy solo hay un detenido sin pruebas, muchas preguntas y una fiscalía que no investiga”.

“Él es Mario Gabriel Mainardi, la última persona en verla con vida y quien le daba alojamiento en su jardín. Recién se comunicó con nuestra familia 4 días después de la desaparición de Gise. Luego de los hechos se mudo a Rosario sin ningún impedimento. Nunca fue procesado”.

“Ella es Vivana ‘’la rasta’’ Juárez, conocida dealer de Capilla del Monte bajo el disfraz de artesana. Es la que conectó a mi hermana con Mainardi y le sugirió que arme la carpa en su jardín. Al día de hoy guarda silencio y encubre a los verdaderos culpables. Él es Ramón Lopez, policía encargado de la búsqueda de mi hermana junto con el equipo de investigación. Estableció los primeros contactos con mi familia pero cuando recibió conversaciones de whatsapp que comprometían a Mainardi nunca las aportó a la causa”.

“Ariel Zárate, subcomisario quien actualmente se encuentra preso por privación ilegítima de la libertad, robo y lesiones en perjuicio de una mujer de 21 años. Junto con Ramón López recepcionaron y manipularon prueba documental y testimonial. Ella es Paula Kelm, la fiscal de Cosquín que lleva la causa. Desde el minuto cero no estuvo a la altura de los hechos y mantuvo una línea de investigación para nosotros cuestionable. No nos escuchó nunca y quiso cerrar el expediente a como dé lugar”.

“Esto es lo que quedó de mi familia. Tanto mis viejos como mis hermanos conformaron la querella y se movilizan a diario, hablan con los medios de comunicación, con organizaciones de DD.HH. a fin de que el caso no quede en el olvido y se sepa la verdad. Es difícil escuchar cómo mis viejos dan todos los días notas en la radio, rememorando los hechos, recordando quién fue su hija mientras sus ojos se empiezan a cristalizar y las lágrimas asoman de a poco. Sabiendo lo difícil que se les hace descansar de noche”.

“Mi duelo fue distinto al de ellos, por la relación que tenía con mi hermana. No pude ni tocar la causa, ni leer noticias y mucho menos dar notas. El dolor fue inconmensurable. Y no se va. Como me dijo mi novia en pleno ataque de angustia: uno aprende a convivir con él”.

“Gise se fue de casa el 17 de marzo pasado. Su intención, instalarse en Capilla a escribir el libro para el cual estaba destinada, luego de pasar los últimos 5 años viajando por latam. No pudo terminarlo, no la dejaron, se lo arrebataron. Llegó a Capilla a dedo y recibió maltratos por parte de la Policía desde el día uno. Cuando todo parecía encaminarse se topó con las personas equivocadas. Conoce a La Rasta en la plaza y ella es quien la ayuda a instalarse con Mainardi”.

“Una vez en casa de Mainardi mi preocupación empieza a aumentar. Yo hablaba a diario con ella y me comenta que este tipo es profesor de filosofía y que la está llenando de acertijos para que resuelva. Me da su nombre y me pide que lo googlee”.

“Último día que hablo con ella, 3 de abril. Me dice que una voz en su cabeza le hablaba todo el tiempo desde que llegó a Capilla. Culpa a la marihuana que consumían a diario en lo de Mainardi. De haber sabido que no volveríamos a hablar nunca más, hubiera intentado hacer algo”.

“Lo demás es historia. Comienza una búsqueda que involucró a personal policial y de bomberos, helicópteros, y que aún así duró más de 15 días. Tildaron a mi hermana de loca, de psicótica, y elaboraron hipótesis en donde la culpa era atribuida a la víctima. En la investigación solo se tuvo en cuenta lo dicho por Mainardi. Que mi hermana estaba loca y se fue de su casa así sin más, dejando todos sus objetos personales (documentos, notebook, artesanías, mochila) allí. La policía y fiscalía siguieron esa misma línea”.

“En el medio, nos enteramos de los contactos estrechos de Mainardi con la policía que investigó el caso, con la ruta narco entre Córdoba y Rosario y con el encubrimiento por parte de la fiscalía. Recibimos amenazas. Sabemos que no es fácil. Lo cierto es que al día de hoy no tenemos nada. Un pibe preso sin ninguna prueba en contra, una dudosa pericia que no revela ningún ADN, un sospechoso que pinta las paredes de su casa y se va a vivir a Rosario y una fiscal que no da la cara y se niega a investigar en serio”.

“10 meses sin mi hermana, 10 meses sin culpables, 10 meses sin un real acceso a la justicia. 10 meses de marchas, de llantos, de impunidad, de desamparo y de un nudo en la garganta que no se va con nada. Vamos a continuar, el camino es largo y queda mucho por hacer. Familia y allegados estamos más fuertes que nunca y pedimos encarecidamente que no se olviden de mi hermana, porque olvidar implica dejar abierta la puerta a que ocurran más atrocidades como esta. Gracias”, concluyó.