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El Torito se trajo un valioso empate de Quilmes

En el partido de ida de los cuartos de final del Reducido, Nueva Chicago visitó a Quilmes y empató sin goles. Facundo Ferrero le atajó un penal a Lautaro Parisi, coronando su gran noche y dejando al Torito con vida para definir la serie en Mataderos. En esta nota, todos los detalles.

Tras dejar en el camino a Racing de Córdoba en los octavos de final, el Torito se alistó para seguir avanzando en su camino hacia el ascenso. En los cuartos, Chicago se mide con Quilmes, un rival que, aunque también terminó en el tercer puesto de su zona, acumuló menos puntos, por lo que la ventaja deportiva está del lado de Mataderos. En busca del mejor resultado para definir de local, Chicago visitó el Centenario, una nueva parada en su camino hacia la gloria.

En los primeros minutos parecía que el Torito podría causar algo de peligro, pero esas insinuaciones no llegaron a nada serio. Quilmes, en cambio, tomó el control desde temprano y tuvo las chances más claras. En menos de diez minutos, Facundo Ferrero ya había evitado tres veces el grito de gol, y sus reflejos mantenían a Chicago en pie, aún cuando su defensa comenzaba a mostrar signos de nerviosismo, cometiendo errores cruciales que casi terminan en gol del Cervecero. Pero Ferrero parecía tener una noche en la que iba a estar en todas.

El primer tiempo se cerraba sin goles, pero con Quilmes sintiéndose dueño del juego y Chicago cada vez más desorientado. Aunque en el último suspiro de la primera mitad, Iván Maggi filtró un pase para habilitar a Maximiliano Amarfil justo en la puerta del área, y con un disparo rápido se enfrentó cara a cara con el arquero de Quilmes, Esteban Glellel. Glellel achicó y logró un roce, frenando la velocidad de la pelota que quedó a merced de Santiago Moya, quien la despejó en la línea. Fue un empujón para Chicago que sobrevivió de milagro al primer tiempo.

El complemento comenzó igual de complicado para los verdinegros. Quilmes supo leer los errores de Chicago y aprovechó cada espacio que se le abría, jugando con comodidad y haciendo sufrir al Torito. Ferrero, en cambio, parecía un muro inquebrantable. Sin embargo, a los 15’, una mano de Maggi en el área sentenció penal para Quilmes. Lautaro Parisi fue el encargado de ejecutarlo, pero Ferrero, gigante bajo los tres palos, adivinó el remate y tapó el disparo. Ramiro Luna tuvo el rebote en sus pies, pero también falló. En Mataderos, todos exhalaron aliviados, y en el estadio Centenario corrieron a abrazar al héroe verdinegro de la noche.

Sin embargo, lo que Ferrero les dio, el equipo no supo aprovecharlo. Chicago no logró reaccionar ni encontrar un rumbo que le permitiera aprovechar la vida extra que su arquero les regaló. Ferrero continuó siendo la figura del partido, evitando cada intento de Quilmes hasta el pitazo final, pero el Torito se quedó con la sensación de que la oportunidad de sumar se escapó en cada pelota que no supo transformar en un avance.

El panorama de los dirigidos por Andrés Montenegro sigue siendo el mejor. El sábado desde las 17, se disputará la vuelta en el República de Mataderos, todavía con la ventaja deportiva. El Torito deberá vencer o empatar frente a Quilmes para quedarse con un lugar en la semifinal del Reducido. El objetivo está más cerca que nunca, y en Mataderos lo van a hacer sentir.

Micaela Ailup