Que el árbol no nos impida ver el bosque
El fanatismo es un motor poderoso que concentra poder y que lamentablemente puede generar desbordes de toda índole, actos barbáricos que un ser humano en su sano juicio no ejecutaría sin dicha influencia. Es así como barras de fútbol llegan a batallas campales o soldados en guerra matan. Pero, desde la tranquilidad de estar escondido tras una computadora, avalar actos aberrantes ya es un paso más, y asusta. ¡¿Porqué trasladar ira a las redes sociales?!
Cada ser humano debe hacerse cargo de sus propios actos. Escribir, aplaudir o cuestionar son también actos. Pero ya no cegados por la adrenalina del momento, sino que deberíamos permitirnos tomarnos el tiempo de reflexionar antes que actuar.
Por poner un simple ejemplo: cuando el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, manda a reprimir brutalmente a quienes protestaron en contra de volver a Fase 1, con todo lo que eso implica, no deja de ser represión. Me cansé de ver en las redes defensas a este político -que logra mantenerse en su cargo desde 1995- porque “hace tributar a los sojeros” o por lo que fuere. Represión es represión. No hay buenas o malas represiones, ¡hay represiones! Que hoy encima desoiga al presidente de la Nación cuyo nuevo decreto sanitario impide a los gobernadores tomar este tipo de decisiones es algo inquietante.
Me preocupa el fanatismo donde los fines justifican los medios, ese que olvida que “el camino se hace al andar”. No hay buenos y malos. Hay buenas y malas acciones en todo caso. Y uno debe cuidarse minuto a minuto de alimentar al lobo correcto, jamás al otro, por parafrasear el cuento indio que le narra el abuelo a su nieto. Nuestra vida es una constante prueba, debemos mantener la entereza y la moral a cada paso. Si creemos que tenemos razón, escuchemos igual los argumentos de quien piensa diferente. De hecho, más que el voto, ¡ésta es la base de la democracia! En cambio, los totalitarismos se basan en la intolerancia y el fanatismo. Seamos seres reflexivos para reorientarnos a diario y emocionales para percibir con empatía.
Los objetivos, los ideales, las ideologías y las utopías marcan el rumbo, pero en el camino tenemos que cuidar de no pisar a nadie, no hacer lo opuesto a lo que predicamos y demostrar en los hechos de que esos valores por los que bregamos los tenemos incorporados en nuestra conducta cotidiana.
Disfruten de un hermoso 2021 lleno de oportunidades de transformaciones para volver a una libertad mejor a la que estábamos acostumbrados.
Rafael Sabini
info@revistaelabasto.com.ar
Ilustración de Tupodernatural